viernes, 13 de noviembre de 2015

                                                                   LA AMISTAD




El amor mueve el mundo y, una de las pruebas más irrefutables de esta máxima es la importancia otorgada a dicho sentimiento desde el origen de la humanidad. Las primeras grandes civilizaciones, como la griega o la romana, ya dieron muestra de la importancia del amor dedicando la existencia de un dios a esta temática en el olimpo. Aunque Cupido no era un dios principal y para los romanos ejercía de ayudante de su madre, la diosa Venus, lo cierto es que se entendía que él era el encargado de dirigir los destinos de aquella sociedad decidiendo con sus flechas a quien emparejar o condenar para siempre a un amor no correspondido.
La mitología, es por tanto la encargada, muy probablemente, de haber establecido un ideario social durante siglos referido a la mala o buena suerte en temas de amores como consecuencia de nuestro destino. Sin embargo, hoy en día sabemos que esta idea es errónea y que aunque goce de mucho romanticismo, el alcance de la felicidad junto a nuestra media naranja se encuentra casi al cien por cien en nuestra mano. Las ganas de ser felices, de compartir nuestro tiempo, de conocer gente o de plantearnos un futuro estable y, tal vez prolífico, hacen que para todo el mundo sea importante el amor. Ya sea porque nos falte, o porque tengamos la suerte de disfrutar de él, a todos nos conmueve este sentimiento tarde o temprano. En nuestra mano seguirá, una vez encontrada esa media naranja, que la llama de la pasión no se apague, y que gracias al tiempo y al cuidado que pongamos en nuestra relación podamos seguir sintiendo con los años la misma atracción y sintonía de los primeros minutos.












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